Muy cerca de Texcoco, en un pueblo ubicado en las montañas cuyo nombre nos habla de un pasado alcohúa, existe una gigantesca piedra que tiene la forma de una rana.
Está majestuosa rana de piedra cuenta con su propia leyenda como debe ser. La leyenda dice que el tecuani o "la gran fiera" venía persiguiendo a través de la montaña, despavorido y hambriento a una gran rana que traía un pescado en la boca. Al llegar a la parte alta de Tecuanulco (un pueblo vecino) y ver que el camino terminaba, la rana dio un salto y en el esfuerzo soltó el pescado, el tecuani al no atreverse a dar el salto, se quedó petrificado ante el gran salto que dio la rana en su desesperada huida y en ese lugar, en Santa María Tecuanulco, quedó hecho piedra. La rana y el pescado cayeron en Tlaixpan convirtiéndose también en piedra de tal manera que quedaron los tres petrificados.
La leyenda dice que con el tiempo el tecuani y el pescado se fueron destruyendo, por lo que solamente quedó la rana.
Algunos vecinos del pueblo de San Miguel Tlaixpan dicen que esa leyenda es falsa, ellos cuentan que un día soleado, un vecino le vio forma de rana a esa enorme formación rocosa y con pintura verde en mano la empezó a pintar.
Las fotografías de la rana de piedra muestran un gran batracio bien formado, así que podría ser que el peñón fue trabajado por algún orfebre alcohúa que inmortalizó a este ser que era tan importante en la cultura prehispánica.
Leyenda o no, está formación rocosa es una maravilla que vale la pena visitar, pero sobre todo conservar. Por eso pedimos a todos los visitantes que sean respetuosos con la naturaleza y sobre todo que no escalen y se suban a ella.
Texto: Historias de tierra sagrada, mi México.